Ya estamos oficialmente en verano…
El sol, que comenzó su ascenso en el cielo en el solsticio de invierno llega a su punto más alto en el solsticio de verano. Y en ese recorrido, han ido aumentando poco a poco las horas de luz y el calor. Para llegar ahora a su punto máximo.
Luz** y calor: características, ambas, del verano… Y cualidades de Fuego. Pues la energía en esta estación del año corresponde a la Fase Fuego, una de las cinco Fases de la Energía según la medicina y filosofía tradicionales de China.
La energía vital, que surgió y ascendió de la profundidad de la tierra y se desarrolló en primavera, se expande ahora en verano, en todas las direcciones. Al igual que la sangre, impulsada por tu corazón, llega hasta la célula más pequeña y remota de tu organismo. Y llena tu cuerpo de vida y calor…
El verano es tiempo de luz, calor, vitalidad, expansión, comunicación y relaciones.
Pues lo mismo que el sol desde lo más alto en el firmamento expande y hace llegar su luz y su calor a todos los rincones de la tierra, la energía de Fuego favorece que los seres vivos nos reconozcamos unos a otros y nos relacionemos.
De igual manera, la energía de Fuego en tu organismo, favorece y alimenta tu creatividad. Es decir, estimula tu capacidad de expresar lo que llevas dentro, lo que sientes y lo que quieres, y de hacerlo realidad.
Parece que en verano te sientes más dispuest@ a expresar tu sentir, a compartir ideas y proyectos, o a hacer realidad tus sueños, ¿verdad? Es por la energía de Fuego, que te facilita el comunicarte y hacer partícipes de tus ideas a los demás.
El verano, gracias a la energía de Fuego, es pues momento propicio para la colaboración, para compartir y conectar. Es tiempo de salir de ti mismo, de relacionarte y de darte a conocer. Para compartir ideas, ilusiones y proyectos y buscar compañeros y colaboradores con los que hacerlos realidad…
Y es tiempo de disfrutar en alegría con aquellos que amas y de aquello que con ellos compartes.
La energía que predomina en verano favorece el contacto y el disfrute. Estimula la alegría de saberte aceptado y amado. Y te anima a disfrutar de la vida y a afrontar lo porvenir con optimismo.
Feliz verano.
** Una nota, a propósito de la luz del sol desde el conocimiento occidental:
Sabemos que la luz intensa del sol es estimulante y revitalizante. A través de la epífisis, una glándula situada en el cerebro, captas y absorbes la luz del sol. Esta luz inhibe la producción de melatonina, lo que hace que todo tu ser “despierte” y entre en actividad. Y activa la producción de serotonina y dopamina. La serotonina interviene en la regulación del sueño y en la sexualidad, entre otras cosas. Y, junto a la dopamina, está relacionada con la percepción de sensaciones de placer y de bienestar. De esta manera, la luz estimula la actividad cerebral y favorece la atención. Regula los ritmos vitales, mejora el ánimo y promueve sensaciones de bienestar. Y, en verano, sobre todo si hace buen tiempo, tenemos luz a raudales…