6 signos de estrés crónico

¿Quieres saber cómo descubrir si estás comenzando a sufrir estrés crónico?

En un artículo anterior te he hablado de los efectos que provoca en el organismo la respuesta de estrés agudo. Y que esa respuesta afecta a diversos sistemas corporales y también a unas zonas concretas del cerebro.

Si esa respuesta de estrés agudo permanece largo tiempo, o se repite habitualmente, el organismo termina entrando en estado de estrés crónico. Y como consecuencia de este estrés crónico se va a ir produciendo con el tiempo un desgaste continuado de los sistemas implicados en la respuesta de estrés. Desgaste que puede conducir a graves trastornos de salud, dependiendo de diversos factores.

La buena noticia es que cuando comienza a cronificarse la respuesta de estrés aparecen signos sintomáticos.

Estos signos son los que te van a permitir identificar con gran probabilidad de acierto que has entrado ya en fase de estrés crónico.

Vamos a verlos, a continuación, por orden de aparición.

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signo 1 de estrés crónico: dificultad para conciliar el sueño

En la respuesta de estrés agudo, hemos visto que ciertas áreas del cerebro se ven estimuladas por las hormonas de estrés.
El objetivo es memorizar hasta el mínimo detalle de la situación estresante o del estresor.
Con doble finalidad: conocer bien al estresor para una mejor estrategia de defensa o de ataque y sobrevivir. Y recordar el episodio para asegurar éxito en posibles futuros encuentros con este mismo estresor.

El estresor se convierte pues, desde este momento, en “lo único” para tu mente. Todos tus pensamientos giran en torno a ello. Y continuamente le das vueltas en la cabeza… Está ahí presente todo el tiempo… Y con el mismo fin: encontrar solución para salir exitoso del “combate”.

En estas condiciones, es fácil que surja dificultad para conciliar el sueño. Tienes en mente lo que te preocupa, lo que te estresa, y te cuesta relajar tu mente y desconectar.

signo 2 de estrés crónico: molestias gástricas

¿Recuerdas cuál es uno de los primeros efectos que provoca en el organismo la respuesta de estrés al activarse? Que la sangre se conduce hacia donde más la necesitas, para poder enfrentarte al estresor o salir huyendo. Y ese “donde más la necesitas” es los músculos y el corazón. Con lo que ciertas funciones del organismo, que en este momento no son indispensables, se ven afectadas.

Una de ellas es la función digestiva que se ve ralentizada o, incluso, interrumpida.

Imagina, entonces, la situación en que la respuesta de estrés no finaliza o se reactiva sucesivamente. Que el corazón va a seguir a mil por hora, bombeando sangre sin parar hacia los músculos, para que sigan dispuestos y preparados para el “combate”. Y el estómago e intestinos, a su vez, se van a ver “privados del combustible” necesario para realizar su función con normalidad.

La digestión pues, en estas circunstancias, se ve afectada.
Y, como consecuencia, aparecen síntomas gástricos como dolor de estómago, digestión lenta y pesada, acidez… según vaya pasando el tiempo, sin cesar la respuesta de estrés.

signo 3 de estrés crónico: dolor y tensión musculares

La cantidad de energía que ha movilizado tu organismo para hacer frente al estresor empieza a pasarte factura.

En un primer momento, ese exceso de energía se traduce en hiperactividad y gran movimiento. Buscas una solución satisfactoria que ponga fin a la situación estresante.

A nivel físico tu cuerpo responde con una gran contracción muscular que te permita reaccionar. Los músculos esqueléticos se contraen, se tensan, para propiciar el movimiento y la reacción de lucha o de huida. Y a nivel mental-emocional, con una actitud proactiva y ganas de encontrar una solución.

El problema es que ni luchas (físicamente) ni sales corriendo. No utilizas esa fuerza mecánica potencial que has acumulado al activarse la respuesta de estrés. Pues, seguramente, no es ni un fiero león ni un terremoto lo que ha desencadenado tu respuesta de estrés, ¿verdad?

Y esa contracción no puedes mantenerla en el tiempo sin que se produzcan efectos colaterales…

Al continuar activada la respuesta de estrés, este estado de contracción muscular sostenido comienza a causarte malestar físico, dolor y cansancio. Y, a nivel mental-emocional, tienes la sensación de no poder más, de que “todo” te supera y te “desinflas”.

Llegada a este punto, te sientes muy cansada, dolorida y agotada tanto física como mental y emocionalmente.

signo 4 de estrés crónico: problemas para concentrarte y de memoria

Según va pasando el tiempo, con el estrés a cuestas y las hormonas del estrés actuando sobre el cerebro, comienzas a tener problemas de memoria y de atención.

Si al comienzo del estrés, por efecto de estas hormonas, tu memoria y atención se agudizaron (para recordar el mínimo detalle del estresor), ahora sucede todo lo contrario.

Te resulta difícil centrar tu atención en lo que estás haciendo o leyendo. Y notas que tu memoria no es la que era y te cuesta más recordar ciertas cosas… O tiendes a olvidarte de lo que tienes que hacer a continuación, por ejemplo.

Llegada a este punto tienes, incluso, dificultad para distinguir entre lo que es pertinente para ti y lo que no lo es. Esto es, te cuesta ver o distinguir qué es lo mejor para ti en este momento y tomar decisiones al respecto.

Esto sucede por el efecto mantenido de las hormonas del estrés en el cerebro. Se produce un desgaste, un daño, en las áreas de atención y de memoria, que te afecta de esta manera.

signo 5 de estrés crónico: aumento de las adicciones

Este es un síntoma característico del estrés crónico al llegar a esta fase. Tiendes a aumentar el consumo de todo aquello que te aporta una satisfacción inmediata.

Si normalmente fumas, bebes algo de alcohol, tomas café o te gusta el dulce, en estado de estrés crónico aumentas su consumo.

Este es un mecanismo que se pone en marcha para compensar la insatisfacción que sientes.

El principal mecanismo de compensación de esta insatisfacción es la ingesta excesiva de alimentos que causan placer y que estimulan los sentidos del gusto y del olfato. Sobre todo los alimentos dulces, los salados y los grasos. Y también el consumo de alcohol.

Fíjate en si últimamente fumas más, o bebes más, o tomas más cafés al día, o más chocolate, o más dulces, o te das atracones de helado, o compras o realizas alguna actividad de forma compulsiva…

signo 6 de estrés crónico: cambios de humor habituales

A estas alturas, te enfadas y “saltas” a la mínima de cambio y pierdes la paciencia con frecuencia.

Surgen conflictos con las personas de tu entorno próximo, sea tu familia, tus compañeros de trabajo, tus amigos, tus vecinos… Parece que hasta lo más insignificante te molestara y enseguida pierdes los nervios.

Esto es algo común en el estrés crónico. Y es debido a que en este estado tu sistema psicofísico se “acostumbra” al estresor habitual como estrategia de adaptación. Pero no te sucede lo mismo con cualquier otra situación, persona o pensamiento potencialmente estresante. Y cualquier cosa que te moleste o te altere mínimamente, es motivo de conflicto, de discusión y de enfado.

En este estado, te vuelves más sensible y vulnerable. Y seguramente pierdes los papeles o te asaltan las lágrimas con frecuencia. Y tiendes a aislarte y a llorar en soledad.

Tu humor cambia de la noche al día continuamente. En algunos momentos te sientes eufórica y en otros te derrumbas. “Todo” te molesta, “todo” te altera…

Te sientes deprimida, cansada, sin ganas de nada… Y así, cada día…

¿y qué hago si detecto estos signos en mi persona?

Lo primero, y más importante, es que consultes estos signos-síntomas con tu médico. Si no detecta ningún trastorno por el que tienes esos síntomas, es altamente probable que se trate de estrés crónico.

En este caso, la estrategia tiene que ir encaminada a evitar que el estrés siga haciéndose crónico o que aumente, y evitar con ello también que aparezcan signos de enfermedad más graves.

Y al mismo tiempo, aprender y poner en práctica técnicas para reducir la intensidad de la respuesta de estrés o, incluso, para conseguir inhibirla. Para, de esta forma, reducir o evitar la secreción extraordinaria de hormonas y neurotransmisores del estrés (cortisol, adrenalina), que son los que andando el tiempo causan el perjuicio en la salud.

En el último artículo de la serie podrás descubrir la causa o causas de tu estrés:

María José Moreno Salas_02

Acerca de la autora de este artículo

¡Hola! soy María José Moreno Salas, técnica en medicina tradicional china, reflexoterapia podal superior y arquitecta. Ayudo a mujeres agobiadas, tensas y preocupadas de forma habitual a manejar y reducir el estrés que sienten para que puedan afrontar los cambios y las circunstancias adversas de su vida con calma, decisión y confianza en sí mismas.

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