El primer paso siempre es determinante. Y reflejo de tu actitud.
Ante el estrés, o mejor dicho, ante una situación adversa o que te estresa en tu vida, tienes estas tres posibles respuestas: huir, luchar o quedarte quieta.
Cualquiera de las tres es válida y legítima.
Pero habitualmente, en una situación de estrés, no eliges. Bien porque la respuesta primera es, o suele ser, automática. O bien porque no puedes evitar la situación, o sea que es ajo… y agua…, como decía mi padre.
Aún así, siempre y en cualquier caso o situación de estrés, hay algo en lo que sí puedes poner en práctica tu libertad de elegir y de decidir.
Y ese algo es: tu ACTITUD.
¿cuál es tu actitud ante el estrés?
En general, ante situaciones de la vida cotidiana que nos desagradan, que no nos gustan o que nos incomodan, solemos tender a huir o a evitarlas si podemos… Porque, ¿a quién le agrada pasarlo mal o sufrir?
Sin embargo, huir o evitar algo que te resulta estresante es, en muchas ocasiones, la mejor respuesta que podrías dar en ese momento. Pues sobrecargar tu capacidad de aguante no es, precisamente, lo más conveniente cuando rozas la saturación.
Otra cosa es huir por norma. Salir corriendo siempre a la primera de cambio y evitar o no-aceptar lo que te incomoda o estresa de alguna forma.
Con esta actitud, sí, es cierto, puedes(¿?) evitar el daño, el dolor. Puedes(¿?) evitar sufrir. Te quedas en tu zona de confort y aparentemente evitas el estrés, pues estás evitando o huyendo de lo que te estresa…
Pero…
¿Sabes qué coste tiene eso?
Porque cuanto más evitas, te escondes y no afrontas, tanto más te haces vulnerable, susceptible y débil frente al estrés.
Porque la resistencia al estrés merma cuando ésta no se cultiva. Igual que el tono de tus músculos si no los ejercitas.
Pero, si se ejercita o se trabaja para desarrollarla, la resistencia al estrés aumenta y con ella tu capacidad para afrontar las situaciones estresantes.
Y el mejor recurso para trabajar esa resistencia, para cultivarla y aumentarla es, precisamente, afrontar el estrés.
el primer paso para reducir el estrés
Sí. Considero que este es el primer paso para reducir el estrés: afrontarlo.
Y mirarlo de frente. Para conocerlo y, en consecuencia, poder encontrar la forma de manejarlo, reducirlo o, incluso, de eliminarlo.
Aunque, atención.
Con afrontar el estrés cotidiano no me refiero a tener que aguantar una situación porque no puedes salir huyendo que es lo que quieres hacer realmente.
Ni tampoco me refiero a sobrellevar nada ni sufrir innecesariamente…
No.
Con afrontar el estrés cotidiano me refiero a realizar un acto de voluntad. Es un quiero, no un tengo que o debo de…
Es un acto voluntario y consciente con el objetivo principal y primero de buscar los recursos y/o la ayuda necesarios para afrontarlo y encontrar solución al estrés. Y segundo, con el objetivo de crecer, de desarrollar capacidades (las que ya tienes de fábrica o adquirir otras nuevas) y de aprender.
Es tomar una actitud proactiva, resolutiva y positiva.
Afrontar el estrés es percibir la situación de estrés como un reto, y convertirla en una oportunidad de crecimiento y de aprendizaje. Que te va a conducir sí o sí, a reducir tu sensibilidad al estrés y a aumentar tu resiliencia.