¿Sabes cuándo y por qué el estrés se convierte en dañino para tu salud?
La respuesta de estrés obedece a un mecanismo ancestral de supervivencia. Y en ella todo está “diseñado” para una reacción inmediata.
Pero si esa reacción no se produce inmediatamente o/y la causa de estrés (el estresor) es recurrente y habitual, la respuesta de estrés se mantiene… Y aparece el estrés crónico.
Y, en consecuencia, el malestar: tanto a nivel físico como psicoemocional.
¿Quieres conocer por qué surgen problemas cuando la respuesta de estrés no cesa? Te invito a leer este artículo para conocer qué factores son los que influyen y condicionan la respuesta de estrés, su duración y el malestar consecuente…
¿en qué momento el estrés agudo se convierte en estrés crónico?
Pues lo acabas de leer en la introducción…
El estrés agudo se convierte en un estrés crónico cuando no resuelves ni desaparece el factor estresante en poco tiempo. Tu cerebro sigue percibiendo la amenaza y, en consecuencia, mantiene activa la respuesta de estrés.
Si, además, el estresor aparece habitualmente, tu cerebro activa la respuesta de estrés una y otra vez. Y si a esto se suma la aparición de otros factores estresores para ti, ya la cosa se complica todavía más…
Como la respuesta de estrés continúa o/y se activa sucesivamente, no hay tregua para tu organismo…
Que entra en estado de estrés crónico.
Y es en ese momento que comienzas a sufrir las consecuencias de tanta movilización masiva y constante de energía… Y de la secreción, que se sigue produciendo, de hormonas de estrés.
La respuesta de estrés ha sido diseñada para un momento puntual y una reacción inmediata, no para prolongarse en el tiempo
Afortunadamente, el organismo tiene mecanismos para adaptarse a la situación extraordinaria que impone el estado de estrés crónico… Aunque normalmente es a costa de tu salud física y mental…
el problema del estrés crónico
En condiciones normales, el mantenimiento del equilibrio para la funcionalidad del organismo es controlado por el mecanismo homeostático. Pero ya desde la activación de la respuesta de estrés, tu organismo puso en juego otro mecanismo de control: la alostasis.
Este mecanismo permite al organismo traspasar los valores-límite establecidos para el mantenimiento del equilibrio homeostático. De esta forma es posible, entre otras cosas, la secreción de hormonas de estrés en dosis elevadas. O que los valores de glucosa en sangre se disparen en plena respuesta de estrés, por ejemplo… Sin este mecanismo no podrías reaccionar rápidamente ante una amenaza y no sería posible asegurar tu supervivencia.
Este mecanismo alostático permite, pues, traspasar los valores-límite homeostáticos y retornar a valores normales a continuación. Y hace posible que se den las condiciones necesarias para reaccionar con rapidez ante una amenaza.
Muy bien, pero…
El problema surge cuando esta situación de “desequilibrio permitido” tiene que mantenerse así durante largo tiempo. Que es, precisamente, lo que sucede en estado de estrés crónico.
Es imposible mantener estas condiciones de “desequilibrio permitido” a lo largo del tiempo sin que se produzca un DESGASTE en los sistemas implicados en la respuesta de estrés.
Para hacer frente, entonces, a esta extraordinaria y crónica situación, tu organismo va a realizar una serie de REAJUSTES. Su objetivo es mantener activa la respuesta de estrés al mismo tiempo que la funcionalidad de los sistemas.
La cadena de reajustes comienza con cambios en la secreción de las hormonas adrenalina y cortisol. Cambios a los que, como consecuencia, seguirán otros en las hormonas directamente relacionadas con las primeras.
Según pase el tiempo, estos sucesivos cambios irán produciendo, inevitablemente, perjuicios en los sistemas fisiológicos implicados en la respuesta de estrés. Estos sistemas son: el nervioso autónomo, el endocrino, el cardiovascular y el inmunológico, que irán estando más o menos afectados. Y los perjuicios ocasionados pueden ir desde insomnio a hipertensión, diabetes tipo II, depresión, osteoporosis y un largo etc.
Pero no en todas las personas que tienen estrés crónico se producen los mismos ajustes, cambios y perjuicios. Que lleguen a producirse unos u otros y se den consecuencias más o menos graves, depende de una serie de factores.
El problema del estrés es que se prolongue en el tiempo y se vuelva crónico.
Pues el estrés crónico produce siempre un desgaste en los sistemas implicados en la respuesta de estrés.
Desgaste que se traduce en daño a tu salud.
factores que condicionan el malestar consecuente al estrés crónico
Los factores condicionantes provienen de los tres agentes implicados en todas tus respuestas de estrés: tu persona, tu propia respuesta y el estresor (lo que causa el estrés).
→ En cuanto al estresor (el detonante del estrés): si la intensidad de su estímulo es fuerte, producirá una respuesta al mismo nivel. O si es recurrente y vuelve a repetirse habitualmente…
Cuanto más intenso y fuerte sea el estresor, más intensa será tu respuesta.
Y esta intensidad puede traducirse en una mayor secreción de hormonas de estrés y un mayor desgaste.
→ En cuanto a tu respuesta de estrés: su duración e intensidad condicionan el malestar consecuente. Y también si se produce de manera habitual.
Resulta obvio decir que cuanto más se dilate la respuesta en el tiempo o más veces se produzca, más probabilidad hay de sufrir graves perjuicios.
A mayor duración e intensidad de respuesta, mayor desgaste en los sistemas implicados y mayor riesgo de padecer graves consecuencias.
→ Y, en cuanto a tu persona (la estresada), hay varios factores que influyen:
La predisposición que tengas a padecer ciertas enfermedades, tu genética y tu estado de salud son condicionantes casi inevitables. Ellos marcan tus puntos débiles y será ahí donde más incida el malestar, con alta probabilidad.
Y, principalmente, tu carácter, tu forma de pensar, tus emociones y tu estilo de vida van a condicionar tanto tu sensibilidad a los posibles factores estresantes como tu respuesta de estrés. Y, por tanto, también el malestar consecuente, en caso de estrés crónico.
Incluso que seas hombre o mujer ya te predispone para un tipo determinado de respuesta.
Todos estos factores juntos crean un escenario particular y único, para cada uno de nosotros, en cada respuesta de estrés.
y ¿qué hacer frente al estrés crónico?
Para tu tranquilidad he de decirte que el malestar grave y consecuente al estrés crónico no se produce de la noche a la mañana… ¡Menos mal!
Hay un largo camino entre el comienzo del estrés y la aparición de problemas graves de salud derivados del estrés crónico. Es un recorrido lento, de desgaste continuo, en el que van apareciendo síntomas y molestias diversas poco a poco. Ese tiempo de recorrido y su destino lo marcará la suma y confluencia de los factores condicionantes arriba mencionados y tu capacidad para manejar la situación… Obviamente, no hay un estándar fijo.
Lo bueno es que, mucho antes de que surjan los problemas graves, se producen si o si, una serie de indicadores o síntomas clave para conocer, con alta probabilidad, si estás en estado de estrés crónico.
Y esta es la última llamada para poner remedio y atajar el estrés crónico cuánto antes.
En el siguiente artículo los veremos.